Marta lo recibió en su casa. Con esta sencilla frase, el evangelio nos narra un gesto de hospitalidad, que muestra toda una historia de amistad. Lázaro es uno de los amigo del Señor. No es de los apóstoles, no le sigue por los caminos. Lázaro vive con sus dos hermanas, Marta y María, en una pequeña aldea, Betania. Allí se acerca Jesús con frecuencia y siempre encuentra abiertas las puertas de la casa, una mesa servida y un jergón para el descanso. Lázaro, Marta y María y Betania, significan en la vida de Jesús amistad, descanso, acogida, charla gratuita.
Ellos son los amigos del Señor y con ellos vive Jesús una amistad entrañable: comparten los momentos tristes, como la muerte del hermano, y la alegría de su vuelta a la vida por el gesto milagroso del amigo. Jesús entablará con Lázaro, Marta y María diálogos que quedan para nosotros como ejemplos de evangelización. En la escena del Evangelio de hoy, y en el diálogo entre Jesús, Marta y María, se trata uno de los temas de más actualidad de la vida espiritual: conjugar oración y acción; vida contemplativa y vida activa.
Jesús se acerca a la casa de sus amigos. Pero la acogida de las dos hermanas son diferentes: Marta, la activa, la «hermana mayor y señora de la casa», la encargada de organizarlo todo, se preocupa de que no falte de nada… de que esté todo preparado para la comida de amistad. María sin embargo, se queda a los pies del Señor, escuchando al Maestro. Y surge la tensión entre las dos hermanas: la activa Marta y la contemplativa María.
Jesús lo capta. Y llama la atención a Marta: Marta, Marta, en muchas cosas te afanas y sólo una es importante. ¡Tu hermana María, ha escogido la mejor parte!. No es que Jesús desprecie o minusvalore la actividad de Marta. Pero sí quiere dejar claro que, a veces, la actividad es puro activismo, que no edifica a la persona ni a la comunidad.
El equilibrio entre oración y acción, entre vida contemplativa y vida activa, ha sido uno de los grandes debates de nuestro tiempo y hay que encontrar el equilibrio. Escuchar al Maestro, la oración, el encuentro gratuito es primordial en nuestro mundo moderno, motivado tan sólo por la efectividad, el bienestar, el progreso. Pero no confundamos esta actitud con una «evasión de los problemas del mundo»… Marta y María forman en sí mismo las dos caras de una moneda: la vida cristiana. En ella hay que conjugar acción y oración, contemplación y apostolado.
Alfonso Crespo Hidalgo