Señor, somos conscientes de que no somos lo suficientemente humildes. Porque nos gusta que reconozcan nuestra valía y nuestros méritos. Porque nos consideramos superiores a los demás. Porque queremos tener razón en todo. Porque despreciamos a los otros, sus ideas, su cultura, su manera de vivir… Porque no hemos sido capaces de entender que en la humildad sin límites está la virtud para poder caminar sembrando el bien en derredor nuestro, sin arrogarnos méritos ni valías. Haznos sentirnos más humildes para aprender a servir mejor.

Una hermosa manera de practicar la caridad es saber callarnos cuando tenemos que opinar sobre alguien al que le vemos lleno de defectos. ¿Quiénes somos