No tengamos dudas: el Señor paga con creces. Siempre. Lo que hacemos por los demás, no queda sin recompensa. Nunca. Una palabra de consuelo, tiene premio. Un apretón de manos no es un gesto inútil. Un vaso de agua a quien tiene sed, no es una acción baladí. Ceder el asiento en el autobús a otra persona conlleva recompensa. Porque todo, hasta lo más insignificante que hacemos con los demás es tenido en cuenta por Él.
![Que la injusticia de los hombres no debilite nuestra confianza plena en la bondad de Dios – San Luis Orione Que la injusticia de los hombres no debilite nuestra confianza plena en la bondad de Dios – San Luis Orione](https://c1.staticflickr.com/5/4845/45936581514_d182b75067_b.jpg)
Por puro egoísmo y para auto disculparse, el hombre suele echar la culpa de sus desmanes, injusticias y daños que él provoca a Dios. También