Nuestro mundo, Señor, necesita de hombres y mujeres que estén decididos a transformarlo para que sea cual Tú quieres. Para que desaparezcan las guerras, los odios, las injusticias, las miserias humanas… Pero esto solamente se logrará si se actúa con la fe que mueve montañas. Danos a nosotros esa fe que tan necesaria es para mejorar todo lo que nos rodea, para ayudar a nuestros hermanos a que se sientan también hermanos de los demás. Y para que nosotros nos transformemos, también, en regeneradores de nuestra sociedad tan llena de injusticias.

En las relaciones humanas el respeto al otro es clave para conseguir el respeto mutuo. Pero más que ese respeto a los demás debe ser