La costumbre de dejar pasar las pequeñas imperfecciones, las cosas que, aparentemente no tienen importancia, nos lleva, sin que nos demos cuenta, a ver como pequeño el gran defecto y asumirlo como algo normal. Solamente si nos esforzamos en eliminar las faltas pequeñas estaremos poniendo barreras a las grandes.
La santidad está reñida con la tristeza. Por eso, en las vidas de los santos siempre encontramos que vivían con gozo sus esfuerzos, sufrimientos y