Cuando se ama como Cristo quiere que amemos a los demás, el corazón siente un deseo permanente de hacer obras buenas. Por eso los creyentes corren presurosos, sin importarles el esfuerzo que ello suponga, a socorrer a quien está necesitado, a ayudar a levantarse a quien se ha caído, a acompañar a quien se siente solo, a alimentar al hambriento y a encontrarse con el señor que está presente en los demás.
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Como humanos que somos, con todas nuestras debilidades, tenemos nuestra sensibilidad a flor de piel y sufrimos cuando nos critican y nos enorgullecemos si nos
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Lo que tiene auténtico valor en la vida del creyente es lo que sale del corazón. Porque las palabras, en ocasiones son producto de las
Sobra la ociosidad de nuestras vidas, porque quien se encuentra sin hacer nada, porque no sabe o porque no quiere, está expuesto a que el
Parroquia de San Pedro Apóstol (Málaga)
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