Los bienes terrenales están para que con ellos contribuyamos a hacer más feliz la estancia de todos los hombres a su paso por este mundo. Nuestra tarea, como seguidores de Jesús, no debe ser la de convertirnos en siervos de las cosas materiales, sino en utilizar éstas para que nos ayuden a construir un mundo más justo, de acuerdo con los planes de Dios. No sirvamos a las riquezas, sino hagamos con ellas que mejoren la vida de los hombres.

Como miembros de la Iglesia que fundó Cristo, estamos llamados a ser misericordiosos con los demás, creyentes o no, pecadores o santos, y a mostrarles