No seamos impacientes ni abandonemos el camino ante el primer impedimento que encontremos en él. A la meta se llega con esfuerzo, sacrificio y perseverancia. Y en la meta está el premio que recibiremos a su debido tiempo. No tengamos prisa por llegar cuanto antes, saltándonos todos los controles. Aprendamos a vivir cristianamente, a pesar de los obstáculos que haya en nuestras vidas. Seamos pacientes y perseverantes.

De poco nos sirve ser muy instruidos y sabios en temas religiosos si no llevamos a la práctica de nuestra vida diaria las enseñanzas del