Fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios. Y Dios es amor. Por tanto, debemos vivir en ese amor que se nos ha dado y que debemos transmitir a los demás. Un cristiano que no ama al Dios que le ha creado y a sus semejantes, que también nacieron del mismo amor divino, no merece ser testigo de Jesús. Alimentémonos de lo esencial, viviendo fielmente conforme a la fe recibida, porque es lo que nos da fuerzas para ser fuertes y dar los frutos que se nos piden en razón a que fuimos creados gratuitamente por el amor de Dios.

No se trata de no ver la paja en el ojo del vecino, cuando nosotros tenemos una enorme viga en el nuestro, sino de que