Un pobre toca a tu puerta
Como es tradicional, en estas fechas, Caritas Parroquial promueve una CAMPAÑA DE NAVIDAD para sensibilizar a la Comunidad Parroquial sobre la necesidad de tener presentes a los más pobres. Especialmente, dedicaremos la Colecta del fin de semana 16-17 de diciembre (3º domingo de Adviento) a apoyar la acción caritativa de Caritas Parroquial.
Las palabras de san Juan: «Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras (1 Jn 3,18), expresan un imperativo que ningún cristiano puede ignorar… El amor no admite excusas: el que quiere amar como Jesús amó, ha de hacer suyo su ejemplo; especialmente cuando se trata de amar a los pobres. Por otro lado, el modo de amar del Hijo de Dios lo conocemos bien, y Juan lo recuerda con claridad. Se basa en dos pilares: Dios nos amó primero (cf. 1 Jn 4,10.19); y nos amó dando todo, incluso su propia vida (cf. 1 Jn 3,16)».
La caridad misericordiosa de Dios, mueve nuestra voluntad e incluso nuestros afectos a amar a Dios y al prójimo. Y a este especialmente a través de las obras de misericordia en favor de los más necesitados.
Un pobre toca a tu puerta
En Adviento, aguardamos a alguien. El Papa Francisco nos recuerda que en Navidad es el mismo Cristo quien toca a nuestra puerta a través de la mano de los más pobres. Nos pide el Papa «un cambio en nuestra forma de comportarnos, huyendo del consumismo y la indiferencia».
Una iglesia que se olvida de sus pobres, está dilapidando su mayor tesoro. Contemplar el portal de Belén es descubrir la «riqueza oculta de la pobreza aparente». En la sencillez del establo habita el mayor tesoro: el amor de Dios hecho carne.
La familia cristiana está llamada a vivir la Navidad de forma alternativa. Estamos llamados, por lo tanto, a tender la mano a los pobres, a encontrarlos, a mirarlos a los ojos, a abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de soledad. Su mano extendida hacia nosotros es también una llamada a salir de nuestras certezas y comodidades, y a reconocer el valor que tiene la pobreza en sí misma. El pobre toca, hoy, a mi puerta.
En Navidad, Dios y la humanidad se encuentran. En Navidad, en el Niño de Belén, vemos el rostro de la misericordia de Dios. No caminamos solos, Dios se ha puesto a nuestro ritmo y nos sigue el paso. El primer regalo nos viene de Dios: Cuando todo tiene precio… nos regala a su Hijo y nos lo lleva a casa, a cada corazón.