Catequesis preparatoria del bautismo
Índice Sacramentos
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- Casarme por la Iglesia: el sacramento del Matrimonio
- Prepara tu Boda
- Fechas de los Cursos de preparación al Matrimonio
- Curso Matrimonial
- Curso Semipresencial de Preparación al Matrimonio
Sacerdocio:
Guión para una catequesis familiar
Queridos padres:
La Iglesia, nuestra comunidad parroquial de San Pedro Apóstol, nos alegramos con la vida nueva alumbrada en vuestro hijo.
Al venir a la Iglesia al pedir el Bautismo para vuestro hijo, manifestáis que queréis trasmitirle la Fe. Es la gran herencia que ya le dejáis. Conviene que reflexionemos juntos sobre el sentido cristiano de ser padres y conocer la responsabilidad que adquirís al bautizar a vuestro hijo: os comprometéis a educarlo cristianamente.
1. La maravilla de ser padres
El Señor os ha bendecido con el nacimiento de vuestro hijo. Se ha hecho realidad lo que dice la Iglesia sobre el hecho de ser padres: Cuando tienen un hijo, los esposos son cooperadores del amor de Dios creador y como sus intérpretes (GS 50).
Para los que sois padres por primera vez seguramente ha sido una gran experiencia por los sentimientos que habéis experimentado y las ideas que os han venido a la mente. Para los que ya erais padres, ha sido una experiencia diferente, pero también importante.
Nos gustaría oír de vuestros propios labios lo que se ha removido en vuestro interior desde el momento en que recibisteis la noticia del embarazo hasta que cogisteis en brazos a vuestro hijo.
La experiencia que habéis vivido es tan importante que la Biblia la toma como punto de referencia para explicar cómo ama Dios a su pueblo: “Cuando Israel era un niño lo amé… Yo enseñé a andar a Efraín y lo llevé en mis brazos y ellos sin darse cuenta de que yo los cuidaba. Con correas de amor los atraía, con cuerdas de cariño. Fui para ellos como quien alza una criatura a las mejillas; me inclinaba y les daba de comer” (Os 11,1-4).
2. La demanda: el bautismo para el hijo
Ahora pedís a la Iglesia el bautismo para vuestro hijo. Es importante que profundicéis en vuestros motivos y que os preguntéis por qué queréis que vuestro hijo sea bautizado.
Vamos a responder a una pregunta esencial: ¿por qué queréis bautizar a vuestro hijo?
Respondamos nosotros primero. Luego nos va a ayudar a responder la Palabra de Dios.
3. El Bautismo nos hace Hijos de Dios y miembros de su Iglesia
Dicen los evangelios que Jesús, antes de subir al cielo, mandó a sus discípulos: “Id y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñadles a cumplir cuanto os he mandado” (Mt 28,19-20).
El encargo es doble: bautizar y enseñar. Al pedir el bautismo para vuestro hijo cumplís lo primero y os comprometéis a lo segundo.
Para nosotros el Bautismo es un sacramento, es decir, un rito simbólico por medio del cual expresamos una realidad misteriosa y oculta. Para comprender su significado es mejor saber cómo solía celebrarse al principio.
- Tenía lugar la noche del Sábado Santo en una ceremonia que duraba hasta el amanecer.
- La ceremonia tenía tres partes: Comenzaba con el Bautismo de los catecúmenos, luego seguía con la Confirmación de los mismos y terminaba con la Eucaristía en que hacían su primera comunión.
- En las iglesias, en lugar aparte, había una habitación con una piscina a la que se bajaba por unas escaleras. El que se iba a bautizar, asistido por un diácono o una diaconisa, según fuera hombre o mujer, entraba en esa sala, se desnudaba, atravesaba la piscina y, al salir por el lado opuesto, se le ponía una túnica blanca.
- Con ello querían significar que el cristiano es un hombre nuevo. Despojarse de la ropa era un modo de decir que abandonaban la vida de pecado que habían llevado hasta entonces en el paganismo. Entrar en el agua era como volver al vientre materno para nacer de nuevo como hijos de Dios. La túnica blanca significaba su nueva condición. Es el color de la vida y de la resurrección. En el agua moría el pagano y nacía el cristiano, era destruido el hombre viejo, el pecador, y aparecía el hombre nuevo, el hijo de Dios. Este es el significado del bautismo.
- Hoy día hemos simplificado las cosas y bautizamos no por inmersión, es decir, metiendo a la persona en el agua, sino derramando tres veces agua sobre su cabeza. La forma de hacerlo es distinta, pero el sentido es el mismo.
El efecto de este rito es triple: nos perdona los pecados, nos hace hijos de Dios y nos incorpora a la Iglesia. Es como volver a nacer, pero esta vez con un nuevo ser -el de hijo de Dios- y en una nueva familia -la Iglesia-.
4. ¿A qué os comprometéis? A educarlo en la fe
En el bautizo, al comienzo, el sacerdote os hará varias preguntas:
- Primero os preguntará el nombre que habéis pensado ponerle;
- Luego os preguntará qué es lo que pedís para vuestro hijo y vosotros responderéis: el Bautismo.
- La tercera pregunta es muy importante y se refiere al futuro del niño. El sacerdote os preguntará: “Al pedir el bautismo para vuestro hijo ¿sabéis que os obligáis a educarlo en la fe para que este niño, guardando los mandamientos de Dios, ame al señor y al prójimo como Cristo nos enseña en el Evangelio?”.
Más tarde, poco antes de bautizar al niño, os lo recordará de nuevo cuando os diga a vosotros y a los padrinos: “Debéis esforzaros en educarlo en la fe, de tal manera que la vida divina que va a recibir quede preservada del pecado y crezca en él de día en día”.
Y, una vez bautizado, os entregará una vela encendida. Hemos prendido el fuego en el Cirio Pascual, que simboliza a Cristo Resucitado: “Que vuestro hijos, iluminados por Cristo, caminen siempre como hijos de la luz”.
Ser padre no es sólo traer una criatura al mundo. Es también -y sobre todo- educarla como ser humano. Bautizar a un niño no es sólo traerlo a la parroquia “para que el cura le eche el agua”. Es sobre todo comprometerse a educarlo dentro de la fe cristiana.
Con el bautizo empieza una hermosa tarea: la de enseñar a vuestro hijo la fe en Jesucristo.
- Durante los primeros años lo haréis casi sin daros cuenta: cuidándolo, acariciándolo, sonriéndole… Así aprenderá los buenos sentimientos y la importancia del amor.
- Cuando empiece a hablar, le debéis enseñar las primeras oraciones como el Padre nuestro, el Avemaría y el Gloria.
- Y, cuando tenga la edad adecuada, le llevaréis a la parroquia para recibir la educación religiosa oportuna completa. Del mismo modo que lo apuntaréis al Colegio, lo deberéis apuntar a la Catequesis.
Durante ese tiempo, la Iglesia le enseñará la fe cristiana, le explicará el modo como celebramos la fe y las exigencias que lleva consigo creer en Jesucristo.
A lo largo de ese tiempo la Iglesia, cuando estime que el niño está preparado, le entregará la Primera Comunión y más tarde lo Confirmará. Hasta que no se confirme no puede decirse que ha terminado su iniciación a la fe cristiana.
5. Los signos del Bautismo
Los signos acompañan las palabras: puedo decir a mi hijo te quiero y a la vez darle un beso. El anillo que hay en nuestro dedo es un signo de que estamos casados. Veamos los signos del Bautismo:
El agua. Éste es el símbolo más importante con el que se relaciona este sacramento. Bautismo viene de una palabra griega que quiere decir inmersión, por lo que el agua es el principal signo de este sacramento. El agua es indispensable para la vida y éste es su primer significado. Recordemos que el agua también puede traer la muerte, como ocurrió en el diluvio. El agua significa la muerte a una vida sin Cristo y la nueva vida como hijo de Dios. También es relacionada con la limpieza y la purificación, por lo que representa la ausencia de pecado.
El nombre. Al comienzo de la celebración se pregunta, tanto si es un niño como si es un adulto el que se bautiza. Pues el nombre nos distingue de los otros seres humanos, es una muestra de la individualidad de cada persona. Dios nos reconocerá como hijos y nos llamará por nuestro nombre.
La señal de la cruz. Con este gesto nos distinguimos los seguidores de Jesús, pues en una cruz murió para salvarnos. El sacerdote, los papás y los padrinos hacen la señal de la cruz en la frente de quien será bautizado.
La luz. Aún la luz más pequeña ilumina cuando hay oscuridad y nos ayuda a orientarnos. Cristo será la luz que a partir del momento del bautismo, iluminará la vida del bautizado, y como signo concreto se prende la vela del bautizado en el cirio pascual.
La vestidura blanca. Tal y como cuidamos una prenda nueva para que no se manche y permanezca pulcra, así el bautizado deberá cuidar su vida cristiana recién estrenada. En el caso de los bebés, será responsabilidad de los papás y los padrinos.
El crisma. Jesús era llamado “El Cristo”, es decir, “El Ungido”, por eso es que este aceite perfumado se unta a quien se convierte en cristiano.
6. Conclusión
Para terminar, sólo me queda que felicitaros una vez más por el hijo que os ha nacido; y animaros porque en la hermosa tarea de educarlo como ser humano y como hijo de Dios no estáis solos. El Señor os ilumina y os da fuerza y la Iglesia os acompaña.
Antes de terminar quiero leeros las palabras con las que el sacerdote os bendecirá al terminar el bautismo. Después de bendecir a la madre, se dirigirá al padre y dirá: “El Señor Todopoderoso, dispensador de la vida temporal y la eterna, bendiga a este padre para que, junto con su esposa, sea el primero que, de palabra y de obra, dé testimonio de la fe ante su hijo”.
PARA RECORDAR: LAS TAREAS DE LOS PADRES
1º) Dar a los hijos lo necesario para vivir: comida, calor, cuidados, cobijo, seguridad…
2º) Hacer que se sientan vivos: abrazarles, acariciarles, besarles…
3º) Hacerles crecer en autonomía personal: enseñarles a andar, a moverse, a hacer las cosas por sí mismos…
4º) Expresarles el amor que les tenéis y recibir de ellos las muestras de cariño.
5º) Oírles con atención y respeto y hablarles siempre la verdad.
6º) Trabajar por ofrecerles siempre un hogar feliz y unido.
7º) Iniciarles en la FE y acompañarles en su FORMACIÓN CRISTIANA.
Para que dialoguéis en casa
Sería bueno que comentarais en familia lo que habéis leído: qué os ha parecido, si habéis descubierto algún aspecto en el que no habíais caído, si os ha ayudado…
Conviene que habléis despacio sobre los padrinos que le vais a asignar a vuestro hijo. No os dejéis llevar por el compromiso o la costumbre. Buscad a dos personas que os merezcan confianza para que os ayuden en la educación religiosa del niño.
¿Os ha quedado claro las obligaciones que asumís al bautizarlo? Si tenéis alguna duda, conviene que habléis con el párroco.