La fuerza interior, si está dirigida desde el Señor, nos lleva a construir, paso a paso, pero sin desmayo. Lo importante es comenzar y perseverar. Nada resultará imposible, aunque al principio, cuando iniciamos el camino, lo veamos inalcanzable. Si confiamos en quien todo lo puede, las dificultades que encontremos en el camino serán siempre superadas.

Asistir a la celebración de la Eucaristía el día del Señor es participar en la fiesta del Amor. Ir a misa el domingo es una