¡Cuántas veces ocultamos nuestras intenciones reales bajo la apariencia de querer conocer la verdad! ¡Cuántas veces nos engañamos a nosotros mismos y engañamos a los demás! Buscar la verdad exige que seamos humildes y sinceros con nosotros mismos. Que vayamos dispuestos a descubrir lo auténtico, aunque nos duela, porque no es lo que nos gustaría que fuera.

Como miembros de la Iglesia que fundó Cristo, estamos llamados a ser misericordiosos con los demás, creyentes o no, pecadores o santos, y a mostrarles