Cristo, estás clavado en la cruz. Eres inocente, sí, pero aceptas entregar tu vida por cada uno de nosotros. Este madero que hoy está físicamente presente en nuestra sociedad ha de derribar los muros que hemos levantado entre los hombres. Porque este es el significado de tu sacrificio: que debemos trabajar porque reine la concordia entre todos tus hijos y porque te reconozcamos como nuestro Dios y Señor. Estamos obligados, como seguidores tuyos que nos sentimos, a hacer posible un mundo nuevo que Tú nos pides.

La razón de nuestro existir está suficientemente clara: Dios nos quiere para sí y para que, por Él, nos demos a los demás. Para eso