En estos tiempos actualmente convulsos, como en otros similares de la historia humana, los cristianos que se entregan por completo a vivir la fe son los que hacen más viva a la Iglesia. La llamada para que adquiramos compromisos de acuerdo con lo que creemos es acuciante. Rehuirla es cobardía. La Iglesia necesita hoy más que nunca de creyentes que lo sean a tiempo completo y en todo lugar.
Desde los comienzos de la historia del cristianismo se ha venido insistiendo en que el amor es el mandamiento esencial que Cristo nos ordenó practicar