Es en el esfuerzo total donde se ha medir el amor a Dios y a los hermanos. Claro que no se nos pide más de lo que podemos hacer, pero tampoco menos. Las capacidades de cada uno son las que han de ponerse al servicio de Cristo, que nos pide que hagamos todo lo que esté en nuestras manos para ser mejores personas y más serviciales con los que están a nuestro lado.

¡Cuánto bien podemos hacer mostrándonos benevolentes con los demás! Una palabra de cariño dicha desde el corazón a quien está sufriendo por cualquier causa puede