Si queremos construir una sociedad mejor, confiando en los otros, debemos despojarnos de todo. De manera más urgente de la soberbia y el egoísmo que nos hacen ser sordos a los gritos de los necesitados y ciegos a las injusticias que surgen en nuestro derredor. Tenemos que poner nuestra confianza en Dios para acercarnos a los demás, que nos están esperando.

¡Cuántas veces juzgamos a los otros sin compasión alguna! Más nos valdría estar abiertos al perdón hacia los que no piensan como nosotros, o a