Arrepentirnos de haber tenido mal comportamiento con los demás y pedir perdón por ello a quienes hayamos causado daño es lo mejor que podemos hacer. Por supuesto que es mucho más útil que quedarnos quietos, lamentándonos interiormente o dándonos golpes de pecho o mortificándonos. Pedir perdón a quien se causa mal es lo correcto y lo que, en definitiva, ayuda a remediar el mal hecho.
![No glorificáis como Dios a mi Señor los que no proclamáis bienaventurada a la que el Espíritu Santo ha mandado llamar así por todas las naciones – San Ildefonso de Toledo No glorificáis como Dios a mi Señor los que no proclamáis bienaventurada a la que el Espíritu Santo ha mandado llamar así por todas las naciones – San Ildefonso de Toledo](https://c1.staticflickr.com/5/4832/39696523853_eac6643ff8_b.jpg)
Ella, María, es bienaventurada. Porque así lo dispuso Dios, que la eligió para ser la madre de Jesús. Y no podía relegarla a un segundo