celebración en familia
La familia prepara la corona de Adviento
(Se celebra el sábado por la noche, vigilia del primer domingo del Adviento.
Todos se sientan alrededor de la corona de Adviento; una corona nueva, con las cuatro velas todavía apagadas. Podemos haber instalado ya el Belén, sin la imagen del Niño, que colocaremos la Noche de Navidad).
El padre: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos: Amén.
El padre: Estamos aquí, alrededor de nuestra preciosa corona de Adviento. Todas las velas están apagadas, es de noche. Con frecuencia la gente debe caminar en la noche. La noche es a veces la oscuridad del mundo: hay tinieblas fuera de nosotros que nos hacen andar inseguros, con las manos por delante. Pero a veces la noche está en el corazón: cuando somos egoístas, rencorosos, envidiosos, no nos acordamos de Dios… Y la noche nos llena por dentro y nos pone tristes. La tristeza es la noche de los ojos.
(En este momento se pueden comentar las “noches” que cada uno conoce. Dialogar en familia de las noches que puede haber en nuestro entorno o en nosotros mismos.
Si ha habido algún disgusto familiar reciente, un pequeño problema de familia, bien conyugal, bien con los hijos, podemos comentarlo como signo de la noche).
La madre: Pero Dios no nos va a dejar caminar en la noche. Nos promete el día, el día sin fin, el día que no conocerá nunca más la noche. Dios nuestro Padre va a darnos una Luz que brilla en el mundo para romper las tinieblas y que brilla en los corazones para iluminar nuestros ojos con la alegría.
Un niño: Encendamos la primera vela. Porque esperamos ese día prometido.
(La madre enciende la primera vela).
PALABRA DE DIOS
“Hermanos, daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de espabilarse, porque ahora nuestra salvación está más cerca. La noche está avanzada, la luz del día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y revistámonos para el combate de la luz” (Rom 13,11-12).
El padre: El día está cerca. Dios lo ha prometido.
Todos: Ven, Señor, Jesús, ven.
La madre: El día está cerca. Dios lo ha prometido.
Todos: Ven, Señor, Jesús, ven.
El padre: Tú sabes lo que hay en nuestro corazón y en el corazón de todos lo hombres.
Todos: Ven, Señor, Jesús, ven.
La madre: ¿Porqué esperar todavía? Ven como lo has prometido.
Todos: Ven, Señor, Jesús, ven.
El padre (o el hijo mayor):
La Navidad está cerca. Rodea nuestro corazón de fiesta, Señor. Que sepamos abrirnos a tu Luz, que la alegría brote al rededor y en el corazón de mi familia. Que yo sea reflejo de tu luz.
Todos: Ven, Señor, Jesús, ven.
El padre Digamos todos a nuestro Padre que deseamos que su Reino venga pronto. Recemos juntos la oración que Jesús, nuestro Maestro, nos enseñó:
(Todos se levantan, forman un círculo, se dan la mano y rezan…)
PADRE NUESTRO…
La madre: Dios de toda esperanza, aquí nos tienes vueltos a ti, porque sabemos que tú te has vuelto totalmente a nosotros. En la espera y la confianza, te alabamos y te rogamos: bendícenos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos: Amen.
(Y se canta un canto de Adviento o un villancico, o bien se pone música navideña).