LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR ES FUENTE DE ALEGRÍA Y MANANTIAL DE JUVENTUD
El Año litúrgico culmina en el TRIDUO PASCUAL; tres días, desde el Jueves Santo hasta el Domingo de Pascua, que concentran nuestra atención en los misterios centrales de nuestra fe.
JESÚS RESUCITADO se apareció a María, a los apóstoles y a los que lo amaban, y les mostró que era Él mismo, que estaba vivo, que nunca volvería a morir, que permanecería siempre con ellos y con todos sus discípulos hasta el final de los tiempos.
El Misterio Pascual de Jesús se renueva todos los días y en todas partes de la tierra, cuando el sacerdote celebra la EUCARISTÍA, el milagro más grande de su Amor. Cuando comulgamos, Jesús, nuestro Señor, viene a nuestro corazón, comparte nuestra vida y nos colma de su amor.
La celebración de la Pascua, actualizada en cada Eucaristía celebrada, NOS COLMA DE ALEGRÍA Y REJUVENECE NUESTRO ESPÍRITU.
SON DÍAS DE REFLEXIÓN Y RECOGIMIENTO INTERIOR. Acompañemos a María en estos momentos finales de su Hijo en la tierra y compartamos con ella la alegría de la Resurrección.