En la mañana del lunes 9 de abril, ha sido presentada en el Vaticano la tercera exhortación apostólica del Papa Francisco, titulada “Gaudete et exsultate. Sobre la llamada a la santidad en el mundo actual”.
El Santo Padre escribe al principio de este nuevo documento magisterial que “Dios nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada”. A través de las 42 páginas del texto (en la versión española), el Pontífice llama a la santidad de todos los bautizados y menciona los enemigos que hay que vencer para alcanzar este objetivo, hablando abiertamente del diablo, que no es “un mito, una representación, un símbolo, una figura o una idea”.
El Papa ofrece unas claves para ser un buen cristiano en el mundo actual. Denuncia las ideologías que mutilan el corazón del Evangelio al llevar a cometer a los fieles dos nocivos errores. Primero habla de los cristianos que separan estas exigencias del Evangelio de su relación personal con el Señor, de la unión interior con Él, de la gracia. Se vuelcan en lo social y acaban convirtiendo a la Iglesia “en una especie de ONG, quitándole esa mística luminosa que tan bien vivieron y manifestaron san Francisco de Asís, san Vicente de Paúl, santa Teresa de Calcuta y otros muchos”.
Luego están quienes sospechan del compromiso social al considerarlo algo “superficial, mundano, secularista, inmanentista, comunista, populista”. El Papa deja bien claro que tan importante resulta la lucha contra el aborto, que “debe ser clara, firme y apasionada”, como la defensa de la vida de los que ya han nacido y “se debaten en la miseria”.
El Papa Francisco invita, para ser un buen cristiano, a aplicar lo que dice Jesús en las Bienaventuranzas. Porque la santidad es “Ser pobre en el corazón, reaccionar con humilde mansedumbre, saber llorar con los demás, buscar la justicia con hambre y sed, mirar y actuar con misericordia, mantener el corazón limpio de todos lo que mancha el amor, y sembrar paz a nuestro alrededor”.