7 CONSEJOS PARA UNA BUENA CENA
1
Envía la oportuna citación a tus posibles invitados; pero ten en cuenta que no sea ni en papel ni por teléfono: simplemente con el silencio y el corazón: ¡es más ecológico! Y pon en la dirección del viento el nombre de las personas que ama. Dedica medio minuto a cada uno de ellas.
Nota: por favor, deja un par de sobres imaginarios en blanco… pondrás la dirección al final de esta receta.
2
Dispón para la cena de la noche una mesa amplia, con un centro de flores, que no impida vernos los rostros. Y sienta en ella, a un lado, a las personas que amas. Y en el otro, aquellas a las que aún podrías amar. ¡Ah! y cuida cubrirlo todo con unos manteles blancos de amor y limpios de rencor. Los cubiertos que no sean de plata, incluso es posible tomar algo con las manos. No se romperán las normas de urbanidad.
3
¡Y que no falte el vino! Ten en cuenta que el vino es muy bien tratado en la Biblia y que Jesús convirtió el agua en vino en las Bodas de Caná, su primer milagro. Y en el vino y el pan, el Señor toma cuerpo y sangre en la Eucaristía. Te sugerimos: Generoso «Canto de ángeles», Oloroso «Isaías», Dulce «José». Conviene eliminar esta noche los vinos «secos» ya que se deben servir muy fríos y no son fechas apropiadas.
4
Como es una comida muy solemne sería bueno abrirla con un discurso… Pero no te esfuerces en prepararlo. Te ofrezco un buen guión ya escrito, sin tener que acudir al «rincón del vago». Abre el evangelio de san Lucas, que es el que más sabe de la infancia de Jesús; lee Lc 2, 1-20. Pero, por favor, lee lentamente, saboreando; ten en cuenta que es Palabra de Dios.
5
Y en este clima, se comparte el siguiente menú. Apunta la receta. ¿Preparado?
- Un primer plato de entremeses: presenta un variado de ibéricos: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. El plato se llama lógicamente «Tabla de virtudes». Con moderación aseguran una dieta saludable y promueven una vida llena de buen humor y de salud. Los griegos al parecer ya lo valoraban.
- Un segundo, con más consistencia: Introduce en la cazuela tres componentes base: fe, esperanza y caridad. Conviene que sean abundantes… cocinado a fuego lento, con cariño. Tu imaginación puede darle el toque del chef. Se sirve en plato hondo. Su nombre es «Caldo teologal». Parece ser que la receta proviene de un pueblecito llamado Belén. Conviene repetir. Así, entramos en calor y brotan dos hermosas palabras: Padre, hermano.
- Podemos proponer un tercero, ya más suave y que nos introduzca en los postres. Una especie de soufflé, llamado «Sorbete de Pentecostés». En la batidora, se introducen chorros de simpatía, borbotones de alegría y pellizcos de optimismo… con gotas de sabiduría, consejo, temor de Dios. Se condimenta con aceite de oliva, pizca de limón y azúcar. Conviene que el aceite sea de oliva, manjar de dioses: por ello con aceite nos ungen en el Bautismo y la Confirmación y se ungen al sacerdote y los altares. Y nos marcan en la despedida de nuestros días en la Unción de enfermos.
6
No descuides los postres: suelen ser los que marcan una buena comida. Conviene que sean variados. Es el momento de obsequiarnos unos a otros. He aquí algunos postes caseros: «Naranjas del mediterráneo con miel de caña», ellas hablan de cultura de tolerancia; «Tarta de Santiago», que recuerda nuestro peregrinar, nuestro estar de paso por la vida; y «Bienmesabe», repostería de convento, sin lactosa, sin gluten, rica en oración y silencio. Todo apto para diabéticos.
7
Y dispuesta la mesa, ¿quién sirve? ¡No podemos dejar, como siempre, a la madre y la niña preparando la mesa y los demás retrepados en el sofá, afanados en el móvil. No se preocupen. En este tipo de cenas hay un voluntario para servir. Para eso ha nacido: ¿Te figuras al mismo Jesús sirviéndonos? ¡Qué finura de gestos! No te sonrojes si te dice: ¿un poquito más? ¡Cómo ha mejorado el servicio!
Por cierto, al principio dijimos que se reservará un par de invitaciones y sobres en blanco. ¿Para quién? Piensa: ¿Hay alguien que esté solo y que pueda sentarse a tu mesa?
Nota del chef
Una buena cena, siempre comienza con el mejor aperitivo: ¡Te invitamos, en tu otra casa! En nuestra Parroquia celebraremos la Misa del Gallo a las 7 de la tarde. Hay muchas personas mayores y queremos que estén con nosotros. Y también los más pequeños: ¡es noche de familia! Este es el aperitivo -¡auténtico Banquete!- al que nos invita el Señor, antes de la cena de familia.
Luego, en la casa, al calor del hogar, todos podemos unirnos en un gesto sencillo: a las 12 en punto de la noche, guardemos un silencio respetuoso y luego felicitémonos con cariño: ¡Ha nacido nuestro Salvador! ¡Suenen las panderetas y cantemos villancicos!
Si nos asomamos a la ventana observaremos que las estrellas alumbran más y la luna, henchida de alegría, nos mira. Incluso podemos distinguir sus ojillos. Si vemos un lucero fugaz, es un ángel de la guarda, que sale tarde del trabajo, tan frecuente hoy. El angelito ha dejado a un niño en los brazos de su madre y, rezagado, corre canturreando al Portal de Belén.