Son los hechos de cada día, más bien de cada instante, los que demostrarán por nosotros si somos cristianos de verdad. Porque no es suficiente que nos consideremos creyentes y lo pregonemos a los cuatro vientos. Cuando realmente hemos decidido seguir a Cristo, todo lo que hagamos, digamos y sintamos ha de estar en consonancia con nuestra fe en Él. No nos está permitido, si queremos ser consecuentes, un cristianismo a días o según las circunstancias.
Jesús nos ha demostrado su inmensa bondad. Se entregó a la muerte por nosotros. Nos sigue dando su amor cada día. Él conoce hasta las