Nuestra sociedad necesita de manera urgente que los creyentes transmitamos el mensaje evangélico a todos los hombres, en todas partes y con todos los medios que Dios pone en nuestras manos. Sobre todo, con los modernísimos instrumentos de comunicación social. Como creyentes tenemos ante nosotros importantes herramientas para que la Verdad de Jesús se imponga sobre la mentira y la luz de la fe ilumine a los que están en la oscuridad.
No es admisible practicar la caridad con tristeza. Ni con desgana. Ni por compromiso social. Hay que poner en ello alegría, ilusión, entrega. Porque eso