Es en el esfuerzo total donde se ha medir el amor a Dios y a los hermanos. Claro que no se nos pide más de lo que podemos hacer, pero tampoco menos. Las capacidades de cada uno son las que han de ponerse al servicio de Cristo, que nos pide que hagamos todo lo que esté en nuestras manos para ser mejores personas y más serviciales con los que están a nuestro lado.
No son los otros quienes han de cambiar este mundo dividido, con guerras, odios y miserias humanas; esta tarea la tenemos encomendada quienes creemos en