Si queremos construir una sociedad mejor, confiando en los otros, debemos despojarnos de todo. De manera más urgente de la soberbia y el egoísmo que nos hacen ser sordos a los gritos de los necesitados y ciegos a las injusticias que surgen en nuestro derredor. Tenemos que poner nuestra confianza en Dios para acercarnos a los demás, que nos están esperando.
Cuando se ama como Cristo quiere que amemos a los demás, el corazón siente un deseo permanente de hacer obras buenas. Por eso los creyentes