La interpelación a nosotros mismos debería ser permanente: ¿por qué nos hacemos los sordos para no escuchar las peticiones de ayuda, a veces silenciosas, de quienes pasan a nuestro lado?; ¿por qué nos quedamos ciegos para no ver las necesidades que hay en nuestro alrededor? Si creemos en Jesús y estamos convencidos de que tenemos que hacer lo que nos pide, no podemos pasar de largo ante las necesidades de los hermanos.
![La perfecta alegría no puede existir sino en la perfecta entrega de sí mismo a Dios y a los Hombres – San Luis Orione La perfecta alegría no puede existir sino en la perfecta entrega de sí mismo a Dios y a los Hombres – San Luis Orione](https://live.staticflickr.com/65535/48383646507_009feb9157_o.png)
Entregarnos del todo. Sin reservarnos nada para nosotros mismos. Entregarnos por completo a Dios y a los hermanos. Esto es lo que se nos pide