“Acuérdate de lo que Dios ha hecho en favor tuyo”. Con estas palabras el profeta Isaías urgía a los israelitas. Hoy, Jueves Santo, es día de recuerdos que suscitan gratitud para los cristianos: Eucaristía, Sacerdocio y Mandamiento Nuevo.
La conmemoración del atardecer nos sienta a la mesa de Jesucristo. El relato nos dice “Estaban cenando…” El Señor había congregado a sus discípulos a una cena de despedida. Y en torno a aquella mesa común vuelca el Maestro su corazón para hacer a sus discípulos los confidentes de sus últimas palabras. Previamente les había hecho una declaración de amor: “Habiendo amado a los suyos, que estaban en este mundo, los amó hasta el extremo”. Y les lavó los pies uno a uno, inclinando las rodillas ante ellos, en un gesto de esclavo. Incluso recibiendo el reproche del amigo Pedro: “lavarme los pies tú a mi”.
Durante siglos el único rito que la comunidad celebra en este día s era el lavatorio de los pies. Jesús lo dejó establecido: “haced lo que yo he hecho”. Pero más que la repetición del gesto lo que ÉL quería que se mantuviese es su sentido profundo: vivir en actitud de servicio. Más aún, servir a ejemplo del Señor que hizo lo de los esclavos. A los pies de tanta realidad dura como la vida muestra en cada esquina.
Y para que sea posible este milagro del lavatorio, nos deja la fuerza en el gran don de la Eucaristía. En ella, está toda la clave que hace realizable las utopías: entregarse hasta dejarse comer.
En mundo compulsivamente posesivo, los dos gestos del Maestro son como un rayo que rompe la aparente calma de normalidad. Hay que inclinarse ante el otro, en vez de simplemente mirarle como rival. Hay que entregarse a la utopía de un nuevo mundo, con un nuevo mandamiento que toma sus raíces del amor. Al servicio de este Reino estamos llamados todos los cristianos, sacerdotes y seglares. Cada uno desde nuestra vocación.
El Pan de la Eucaristía el alimento que hace posible este nuevo mundo anunciado, el Reino por el que murió Jesús. El Reino que se nos ofrece como patria eterna.
Jueves Santo, día del Amor fraterno. Amor que tiene su origen en el infinito amor del Padre. Amor, que tiene su modelo en el amor servicial del Hijo, hasta lavar los pies. Amor que se hace luz, bajo la guía del Espíritu para alumbrar una nueva humanidad.
Una humanidad “más humana”, que es posible porque Dios ya la ha imaginado.