Tiempo de Adviento y navidad
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El tiempo de Adviento y Navidad
No todos los tiempos litúrgicos tienen igual peso e importancia. La primacía la tiene el sagrado Triduo Pascual, la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor: todos los tiempos litúrgicos convergen en la Pascua de Resurrección y de ella reciben la luz y significado.
Tiempo de Adviento
ADVIENTO quiere decir «venida». El Adviento forma una unidad con NAVIDAD Y EPIFANÍA. Del mismo modo que la Cuaresma desemboca en la Pascua de Resurrección, el Adviento desemboca en la solemnidad del Nacimiento de Jesús que abre el tiempo de Navidad-Epifanía.
El Adviento es el tiempo de los vaticinios mesiánicos y de la esperanza de la Iglesia. Por eso, las lecturas se centran en las profecías y anuncios del nacimiento de Jesús como Mesías y de su última venida al final de los tiempos. Es un tiempo de «espera activa y de vigilancia» para estar preparados a la venida del Señor.
Jesucristo se presenta como el que cumple las promesas hechas al Pueblo de Dios: es el Mesías anunciado por los profetas: por Isaías, Zacarías, Isabel, Juan el Bautista y María. Es el Salvador prometido: Dios se achica, se abaja, para hacerse más cercano al hombre. Se hace hombre y vive con nosotros y nos permite asomarnos al gran misterio de su Amor. Navidad es la fiesta en la que los hombres nos hacemos «casi dioses» porque Dios se hace hombre.
En este tiempo de crisis de valores, Dios, fiel a su cita no depende de la oferta y la demanda para recordarnos su presencia entre nosotros. Dios está ahí, esperando de nuestra generosidad que le abramos el corazón. Dios se nos regala, por eso está al alcance de todos. Por eso quizás son los pobres y sencillos de corazón los que tienen más alegría por su venida.
Esta generosidad de Dios, reclama de nosotros que intensifiquemos nuestra oración y nuestra atención a las necesidades del hermano.
Los domingos de Adviento
Las lecturas de los Domingos de Adviento son tomadas, generalmente: la primera, del profeta Isaías; la segunda, de una Carta de San Pablo, y el Evangelio, hace referencia al tiempo propio que vivimos. Cada domingo tiene una idea central:
- Domingo I de Adviento (3 de Diciembre). EL ANHELO: “¡Se acerca vuestra Salvación». Esta experiencia provoca en los creyentes la necesidad de estar vigilantes: «vivir una vida llena de esperanza».
- Domingo II de Adviento (10 de Diciembre). LA CONVERSIÓN: “¡Preparad el camino al Señor!». Es el grito de Juan el Bautista. Ello provoca en los creyentes la necesidad de “convertirse”.
- Domingo III de Adviento (17 de Diciembre). LA CERTEZA: “Entre vosotros, hay uno que no conocéis”. La certeza de la venida del Salvador provoca en los creyentes una «alegría contagiosa a todos».
- Domingo IV de Adviento (24 de Diciembre). EL SIGNO: «Su nombre es Enmanuel: Dios-con-nosotros». Dios se hace hombre como nosotros. Nosotros lo esperamos «con el mismo amor que lo esperó María».
María, la Virgen de la Esperanza está en vigilante espera con nosotros: «Ella que concibió a Dios en su corazón, antes que en su vientre» se nos brinda como modelo de esperanza Adviento desemboca en la fiesta de Navidad, fiesta del amor de Dios.
Fiesta de Navidad y Epifanía
Navidad es todavía hoy una celebración muy sentida. Se puede decir que es una fiesta litúrgica que ha penetrado en la cultura. Existen ciertamente aspectos negativos como el desenfrenado consumismo que hace olvidar al auténtico regalo, que es Cristo.
La Iglesia ha mantenido en sus celebraciones el sentido genuino de la Navidad. La solemnidad de Navidad, preparada por el tiempo de Adviento, se introduce con las primeras Vísperas, se celebra con la Vigilia y la Misa de Medianoche, Nochebuena, una de las más solemnes del año; se prolonga además con la misa de la aurora y del día 25, siguiendo la antigua tradición. El tiempo festivo de la Navidad se prolonga con la celebración de una Octava, en la que se celebran diversas fiestas:
- El Día de la Familia (31 de Diciembre, el primer domingo después de Navidad): fiesta entrañable que nos presenta a Jesús rodeado de María y José, manifestándonos en la imagen de la familia el Misterio del Trinidad.
- La fiesta de la Virgen, Madre de Dios (el Día 1 de Enero): celebramos el primer título de María: ella es ante todo la “Madre del Señor”. En esta jornada se celebra también el “Día de la Paz”, uno de los dones que nos trae el Mesías y del que tanto necesitamos.
- El Día de Epifanía (6 de Enero): que nos recuerda con la fiesta de los Reyes Magos la manifestación de Dios a todos los pueblos, a Oriente y Occidente.
- La fiesta del Bautismo de Jesús (domingo después de Epifanía): en la que Jesús es presentado por el Padrea los hombres: ¡Este es mi Hijo amado, escuchadle! El Bautismo de Jesús, nos invita a renovar la gracia de nuestro Bautismo.
Sugerencias para preparar un ambiente propicio
Señalamos algunas sugerencias para preparar un ambiente propicio para la Navidad. Sobre todo se trata de “acondicionar nuestro corazón más que de preparar nuestra casa”.
1.- Leer y meditar los textos de la misa de cada domingo y participar en la Eucaristía.
2.- «Montar el Belén» todos los miembros de la familia, explicando a los niños el sentido de cada figura. Animar con adornos navideños y villancicos.
3.- Visitar en estos días a personas más «solas»: sobre todo personas mayores, que necesitan más de nuestra presencia, amigos con problemas, enfermos, etc.
4.- Hacer un proyecto económico de los gastos de Navidad donde «no se gaste por gastar», donde haya un «sacrificio de ahorro» que se convierta en ofrenda para los necesitados. Hacer partícipes a los niños de este proyecto, participando en la Campaña de Navidad…