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escuela de maría

Mes de mayo

31 lecciones de fe,
en la «escuela de María»

Una lección para cada día

En el marco de las celebraciones:

  • 150º Aniversario de la Proclamación de Santa María de la Victoria como Patrona de la Diócesis de Málaga
  • 75º Aniversario de su Coronación Canónica

Alfonso Crespo Hidalgo

Párroco de San Pedro Apóstol (Málaga)

Índice por días

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I= Introducción
C = Conclusión

Índice de contenidos

(Clic en títulos para expandir)

María, «maestra de los misterios de Dios»: «El discípulo la acogió en su casa»

Introducción

I. María en el Misterio de la Santísima Trinidad

1º) María, Hija predilecta del Padre: «El nombre de la virgen era María»
2º) María, Madre del Hijo de Dios: «Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer»
3º) María, Esposa fiel del Espíritu Santo: «Bendito el fruto de tu vientre»

II. María y la vida teologal

4º) María, modelo de fe: «Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen»
5º) María, ejemplo de esperanza: «Vida, dulzura y esperanza nuestra»
6º) María, Madre del Amor y la misericordia: «Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos»

III. Con María contemplamos los misterios de la vida de Cristo

a) Los Misterios gozosos: Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre

7º) La Anunciación del ángel a la Virgen María: «Hágase en mí según tu palabra»
8º) La Visitación de María a su prima Isabel: «Bendita tú entre las mujeres»
9º) El Nacimiento del Hijo de Dios : «Y dio a luz a su Primogénito y lo envolvió en pañales»
10º) La Presentación del Niño Jesús en el templo: «Mis ojos han visto al Salvador»
11º) El Niño perdido y hallado en el templo: «Tenía que ocuparme en las cosas de mi Padre»

b) Los Misterios luminosos: los Sacramentos de la Iglesia

12º) Jesús es bautizado en el Jordán: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco»
13º) Jesús asiste a una Boda en Caná, junto a su Madre: «Haced lo que Él os diga»
14º) Jesús anuncia la venida del Reino: «El Reino de Dios está cerca; convertíos y creed…»
15º) Jesús se transfigura ante sus discípulos: «Su rostro brilló como el sol…»
16º) Jesús, en la Última Cena, instituye la Eucaristía «Tomad, comed, éste es mi cuerpo»

c) Los Misterios dolorosos: las preguntas existenciales

17º) La oración de Jesús en el huerto: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz»
18º) Jesús es azotado, atado a la columna: «Pilatos entonces tomó a Jesús y mandó azotarle»
19º) Jesús es coronado de espinas: «Le hacían burla diciendo: ¡Salve, rey de los judíos!»
20º) Jesús recorre la calle de la Amargura: «Cargando el mismo con la Cruz…»
21º) Jesús muere en la Cruz: «Padre, en tus manos entrego mi espíritu»

d) Los Misterios gloriosos: la respuesta definitiva

22º) La Resurrección del Señor: «Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo»
23º) La Ascensión a los cielos: «Qué hacéis ahí plantados, mirando al cielo»
24º) La venida del Espíritu Santo: «Quedaron todos llenos del Espíritu Santo»
25º) La Asunción de la Virgen a los cielos: «El Señor ha hecho obras grandes en Mí»
26º) María es coronada como reina del universo: «Una corona de doce estrellas…»

IV. María, «santa entre los santos» y maestra de santidad

27º) María, nos enseña el camino de la santidad: «Jesús, crecía en estatura y en gracia…»
28º) María, oyente de la Palabra: «Mi familia son los que escuchan la palabra de Dios»
29º) María, testigo de la Eucaristía y servidora de la Caridad: «Lavo los pies a los discípulos»
30º) María, maestra de oración: «Cuando recéis, decid Padrenuestro»
31º) María, madre de la Iglesia y reina de la familia: «Perseveran en la oración, con María»

María, encarna al «perfecto discípulo»: «Gracias, Padre... te has revelado a los sencillos»

Conclusión

Lección 7

Hágase en mí según tu palabra

La Encarnación del Hijo de Dios

Los Misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos del Rosario, son una catequesis sencilla que nos adentra en el insondable Misterio de Dios. La vida de Cristo es el libro de lectura de María: todo lo vive desde Él, todo lo vive por Él. De la mano de María, vamos a desgranar en los días siguientes los 20 misterios del Rosario. Con los misterios del Rosario recordamos la presencia del Hijo de Dios entre nosotros. Ellos son los misterios de nuestra fe. 

El ángel anuncia la Encarnación del Hijo de Dios

Los Misterios gozosos comienza con Encarnación del Hijo de Dios: ¡Dios se hace hombre! Nos dejamos llevar, para contemplar este misterio por una hermosa reflexión de Romano Guardini, en su libro El Señor: «Ningún espíritu humano puede comprender que Dios entre desde la eternidad en lo finito pasajero, que dé un paso para atravesar la frontera hacia lo histórico… sin embargo, aquí está en juego la más intima esencia de lo cristiano. En este campo, el pensamiento por sí solo no llega más allá. Un amigo me dijo una vez unas palabras con las que he llegado a comprender mucho más que con el mero pensamiento. Estábamos hablando sobre esa clase de cuestiones, y me dijo: ¡El amor tiene esas cosas! Esas palabras me han ayudado siempre. No es que hayan aclarado mucho la inteligencia, sino que apelan al corazón y permiten presentir el misterio de Dios… Ninguno de los grandes logros en la vida del hombre surge del mero pensar. Todos brotan del corazón y del amor. Pero el amor tiene su propio por qué y para qué. Y hay que estar abierto a ello, pues de lo contrario no se entiende nada. Pero ¿qué ocurre cuando es Dios el que ama, cuando lo que se revela es la profundidad y el poder de Dios? ¿De qué será capaz entonces el amor? Sin duda, de una gloria tan grande que, quien no tome el amor como punto de partida, todo tendrá que parecerle locura y sinsentido». 

El Misterio de la Encarnación es un misterio de amor, una locura de amor de Dios: «Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único…» (Jn 1,16). Así lo explicó Pablo a los filipenses: «El cual, siendo de condición divina, no consideró como presa codiciable el ser igual a dios. Al contrario, se despojó de su grandeza, tomó la condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres. Y en su condición de hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz…» (Flp 2,6-11).

 María ante el misterio 

María, tocada en su corazón por el Espíritu, acepta el Misterio y lo acoge en su corazón con una confesión de fe: «Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,26-38). María es ejemplo de fe: se abre a Dios, confía en Él y se deja llevar dócilmente por el Espíritu, convirtiéndose así en su morada, esposa fiel y testigo preeminente de la Salvación. Qué bellamente describe Paul Claudel en su obra La Anunciación, el designio de Dios: «No concierne a la piedra buscar su lugar, sino al maestro que la ha escogido. María ha sido elegida como la más perfecta catedral viviente que acoge al Rey del universo». 

Con este relato comienza la historia de la íntima unión entre el Hijo y la Madre. María, desde este momento, no sólo concibe a su Hijo en sus entrañas sino que concibe al mismo Hijo de Dios en su corazón y, uniendo la razón y el amor, dice sí al mayor de los misterios: ¡Dios se hace hombre! En el misterio gozoso de la Encarnación del Hijo de Dios, se abre la historia más bella para los hombres: la página definitiva de la Historia de la Salvación de todos. Así lo expresaba san Juan Pablo: «Jesús es la verdadera novedad que supera todas las expectativas de la humanidad y así será para siempre, a través de la sucesión de las diversas etapas históricas. La Encarnación del Hijo de Dios y la salvación que Él ha realizado con su Muerte y Resurrección son, pues el verdadero criterio para juzgar la realidad temporal y todo proyecto encaminado a hacer la vida del hombre cada vez más humana».

Desde aquel primer sí de María, todos estamos implicados en esta escena. En cada uno de nosotros se repite espiritualmente este acontecimiento, cuando nos sentimos interpelados en nuestra fe, cuando se presenta ante nosotros el Misterio reclamando ser acogido: estamos llamados, como María, a dar cobijo al Hijo de Dios en nuestro corazón. Y repetir con María: «¡Hágase en mí según tu palabra!». Estamos invitados a empujar la historia para que realmente sea una historia de salvación.

  • Para reflexionar:
¿Acepto, como María, la voluntad de Dios sobre mí? ¿Le pido a Dios, hacer su voluntad o me encierro en hacer lo que simplemente me gusta?
  • Para leer:
Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica: nn. 60. 97. 85-89
  • DESCARGAR Compendio Catecismo
  • Ver Compendio Catecismo en web Vaticano

31 Lecciones

El discípulo la acogió en su casa

Creo en Dios Padre, todopoderoso

Creo en Jesucristo, su único Hijo

Creo en el Espíritu Santo

Dichosa tú que has creído

Vida, dulzura y esperanza nuestra

Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos

Hágase en mí según tu palabra

Bendita tú entre las mujeres

Dio a luz a su Hijo y lo envolvió en pañales

Mis ojos han visto al Salvador

Tenía que ocuparme en las cosas de mi Padre

Este es mi Hijo amado, en quien me complazco

Haced lo que Él os diga

El Reino de Dios está cerca; convertíos

Su rostro brilló como el sol

Tomad y comed, éste es mi cuerpo

Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz

Pilatos tomó a Jesús y mandó azotarle

Le hacían burla diciendo: ¡Salve, rey de los judíos!

Cargando Él mismo con su cruz, salió hacia el Gólgota

Padre, en tus manos entrego mi espíritu

Por qué buscáis entre los muertos al que vive

¿Qué hacéis ahí plantados, mirando al cielo?

Quedaron todos llenos del Espíritu Santo

El Señor ha hecho obras grandes en Mí

Una corona de doce estrellas

Jesús, crecía en sabiduría, estatura y en gracia

Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios

Comenzó a lavar los pies a los discípulos…

Cuando recéis, decid Padrenuestro…

Perseveraban unánimes en la oración, junto con María

Gracias, Padre, porque te has revelado a los sencillos

Gracias, Padre, porque te has revelado a los sencillos

Parroquia de San Pedro Apóstol (Málaga)

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